Alicia tridimensional

Alicia en el País de las Maravillas.

Era un libro por el que no sentía especial apego cuando era chica, incluso lo releí ya en la etapa gansa de mi vida. Quizá no lo entendía en aquel momento tampoco. Demasiadas metáforas que aún no me había tocado tener que aplicar por aquél entonces.

Y eso que de vez en cuando, y ya como a los 7 u 8 años, me "miraba a través del espejo" y me preguntaba "¿Y tú quién eres y qué has venido a hacer en este mundo?". Supongo que son puntos de locura de la Alicia que todos llevamos dentro...

Esta vez y gracias a esta versión de Tim Burton dulcificada a lo Disney, todo queda mucho más claro.

Hay veces que en ese extraño mundo, país de las maravillas lo llaman, te sientes muy, muy pequeña. Insignificante. Y eso que has seguido las indicaciones que te iban dejando.

Otras veces lo puedes todo. Dominas la situación, como si fueras un gigante que juega con ventaja porque lo ve todo desde arriba, ahí situado fuerte y poderoso. También gracias a los indicios que has ido recogiendo de quienes te rodean.

Todos los artistas, los genios, no pueden estar cuerdos al 100%, si no, perderían su genialidad.

Y todos somos víctimas de nuestras pasiones marcadas por la reina de corazones de nuestro interior.

El tiempo cuyo paso nos lo va marcando un conejo blanco chiflado, nos va estresando nuestras vidas.

Y de vez en cuando hay que meterse en la madriguera, para quitarse de en medio y emprender un viaje hacia el fondo de tus sentimientos.

He salido del cine con esa sensación de magia que solía experimentar cuando iba de pequeña. No sé si influye que me encanta esa locura genial de Tim Burton o la sensación de que la película se meta dentro de ti, pero está claro que el futuro del cine es la proyección de películas en 3D.